Wednesday, 26 August 2015

El pie fenomenológico y otras experiencias fuera de mi cuerpo

Dentro de mis círculos cercanos, 2013 fue un año destacado por pérdida, enfermedad y lesiones, incluso yo mismo estuve involucrado en un accidente de moto que ha impactado en mi vida, la vida de los que me rodean y por supuesto cómo me siento acerca de mí mismo.

Tengo un expediente médico que enumera todas las intervenciones llevadas a cabo y no tengo nada más que elogios para el equipo médico que me atendió. Pero cuando leí el expediente médico, lleno de frases como tibia, tejido, trituración, injerto de piel, me cuesta mucho relacionar estas frases con mi experiencia vivida, tanto por los lesiones como por el tiempo en el hospital.

Me explico;  antes de la lesión yo estaba felizmente ignorante de mi cuerpo, mi cuerpo era lo que mi cuerpo hizo. Es decir que yo era consciente de su esencia, pero no de su existencia. Lo mismo que la esencia de un martillo es martillar, la esencia de mi cuerpo era experimentar el mundo y lo hizo muy bien, a menudo sin siquiera que yo fuera consciente de su existencia.

Jean Paul Sartre lo llamó el cuerpo subjetivo del cual no somos conscientes y usó una analogía para describir la sensación. Imagínate caminando en las montañas solo, rodeado de la naturaleza, vivimos esta experiencia inconsciente de nuestro cuerpo y cómo existimos en el espacio y el tiempo.

Ahora imagina de repente en la distancia ves lo que parece ser otra persona que viene hacia ti, tu percepción cambia y te das cuenta de la existencia de ti mismo y de tu cuerpo, nuestro cuerpo cambia de una forma inconsciente subjetiva a una forma conscientemente objetiva cuando nos damos cuenta de nuestro cuerpo como objeto. Este es el “yo” objetivo, lo que otros ven y con el que interactúan.

En el momento que el coche me arroyó, mi conciencia sobre mi cuerpo cambió desde felizmente inconsciente a dolorosamente consciente y desde ese momento mi cuerpo se convirtió en un objeto, un cuerpo objetivo sin poder en manos de los “expertos”.

Desde este momento mi cuerpo se convirtió en algo donde hacer pruebas, sondear, examinar y juzgar. Se encontró con carencias y la vergüenza me hizo querer disociar a mí mismo de este cuerpo que no es mío. Este cuerpo existe y tiene muletas incorporadas, y cuando una enfermera casualmente las mueve, se siente como una violación a mi cuerpo. A través de la intencionalidad estoy muy consciente de sus carencias, llegando, levantándose, cagando, meando y masturbándose, son todas intenciones frustradas por un cuerpo objeto.

Mi sensación de “estar en el espacio” queda aumentada. Donde estoy en la habitación, lo que está a mi izquierda, a mi derecha, delante o detrás llega a tener una extrema importancia.

Aunque los doctores explicaron lo que estaban haciendo en todo momento, no experimento mi cuerpo como tejidos, nervios y tendones. Por suerte conozco a mi pie, ya que nos hemos presentado y esto en cierta medida me ayuda a dar sentido a mi lesión. Pero me pregunto qué sentido sacaría de un cáncer de pulmón, donde yo no conozco a mi pulmón, o la esclerosis múltiple, donde me dirían que los axones en el sistema nervioso central no tienen el aislamiento de mielina adecuado. ¿Cómo daría yo sentido a esto?

En mi opinión la medicina occidental falla en ayudarnos a dar sentido a un cambio de percepción hacia nuestro propio cuerpo y también cómo damos sentido a nuestra enfermedad.

La Medicina en general tiene una visión anatomicopatalógica y arranca la enfermedad desde el dominio del subjetivo individual  y lo ubica con firmeza en el mundo físico. Este enfoque promueve la atención aguda, el rescate y la reparación, llevando a cabo guerras contra las enfermedades y las sustancias y prolongar la vida biológica a toda costa.

¿Podría ser que la enfermedad se ha objetivado de tal manera que las “personas enfermas” se han desplazado hasta la insignificancia?


No comments:

Post a Comment