En el servicio de empleo vinculado con
la red de tratamiento al drogodependiente, ya llevamos tiempo dando vueltas a
lo que podrían ser las variables que influyen en la consecución de un
empleo. En varios artículos hemos destacado investigación que subraya el
hecho que para parados de larga duración la búsqueda de empleo puede
convertirse en una fuente de infelicidad (Krueger y Mueller, 2011),
teniendo como consecuencia la bajada de rendimiento en acciones de la búsqueda
de empleo. En este artículo intento presentar los mecanismos que
pueden estar o no, detrás de la desmotivación hacia el empleo, o
mejor dicho hacia la búsqueda de empleo.
Todos quieren trabajar
Partimos de la postura que todas de las personas que vienen a un servicio
de empleo, menos unos pocos excepciones, quieren trabajar. Lo que
nos resulta a veces tan incomprensible es que las acciones de búsqueda que
llevan a cabo son, a veces escasas, cuando comprendemos que unas acciones relativamente
sencillas, una vez realizadas aumentan las posibilidades de conseguir el empleo
tan deseado.
Una explicación anecdótica para semejante conducta o carencia de conducta,
siempre han sido supuestas explicaciones como “no quieren trabajar…” “son unos
vagos…” o “no tienen capacidades para realizar las tareas…” Pero si analizamos
de cerca estas explicaciones, nos damos cuenta que en realidad no son
explicaciones, sino más bien descripciones de conducta disfrazadas como
explicaciones.
Nos lleva a un bucle circular que al fin no explica nada… por ejemplo: “No
quiere trabajar porque es un vago” “¿Por qué es un vago? “Porque no quiere
trabajar” “¿Por qué no quiere trabajar?” “Porque es un vago” así eternamente.
El papel de las contingencias
Tradicionalmente el conductismo se basa en conceptos como el
refuerzo y el castigo. Aplicado al empleo, podemos considerar como refuerzo
natural, la consecución de un puesto de trabajo. En este caso tenemos que salir
del conductismo radical y el mundo de la caja de Skinner, que nos cuenta que
una contingencia reforzadora tiene que ser inmediata, incluso dentro de 60
segundos.
Evidentemente conseguir un refuerzo, como una entrevista sería difícil
dentro los 60 segundos estipulados. Esto supondría un problema para el conductismo,
que diría que los posibles resultados a largo plazo no influyen lo suficiente
sobre la conducta cuando se compara con los reforzadores inmediatos de no hacer
nada. Que básicamente es una manera intelectualizada para decir “Esa gente no
tiene autocontrol”.
Entramos en contingencias basadas en las reglas (también
conocidos comoestímulos discriminativos), con lo cual se puede explicar
la conducta que no recibe una recompensa inmediata. Los seres humanos tenemos
la capacidad de lenguaje, que nos permite expresar verbalmente reglas para la
contingencia. Hago la compra para una semana, no solo cuando tengo hambre
y a la vez, voy guardando mis puntos de Ahorramas, porque entiendo la regla de
que unas acciones ahora me benefician en el futuro.
Podemos considerar 3 conceptos que influyen en la búsqueda de empleo: 1)
el estímulo discriminativo (lo que puedan ser reglas culturales sobres
el trabajo aprendidas verbalmente, o las necesidades económicas, entre
otros) 2) la repuesta operante (lo de tomar acciones) y 3)
los reforzadores, como entrevistas de trabajo o la consecución de un puesto
de trabajo.
Aun así, parece que entender las reglas de contingencias reforzadoras
naturales a largo plazo, no son suficientes para mantener una búsqueda de
empleo adecuada.
En relación con las habilidades
Si atribuimos la falta de acciones para el empleo a carencias de
habilidades relacionadas con la búsqueda nos ponemos a aumentar las
habilidades, como el manejo de un ordenador o talleres relacionados con
entrevistas, correo electrónico o Habilidades Sociales. Es verdad que para
realizar unas tareas necesitamos ciertas habilidades y todo bienvenido sea. Lo
que no está muy claro es si el aprendizaje de nuevas habilidades relacionadas
con el empleo va a aumentar las acciones de búsqueda y según nuestras
experiencias no es necesariamente así.
Como apoyo a nuestra experiencia existen estudios (Malott 1998), que
manifiestan que “personas que tiene éxito en talleres y cursos están más
dispuestos a procrastinary solo las personas plagadas por un miedo irreal a
fracasar realmente ponen manos a la obra de inmediato”. Creemos que este
fenómeno ocurre, porque una carencia de habilidades no es el problema
exclusivo que impide la búsqueda. El problema está relacionado de una
manera con la ineficacia de las contingencias naturales para
influir sobre la conducta.
El conflicto de buscar empleo
Para unas personas, estímulos discriminativos como puede ser “conseguir un
empleo” son demasiado amplias, ambivalentes y como refuerzos naturales, muy
débiles. Por los mismos motivos, en casos de personas con perfil de baja
empleabilidad, el castigo tampoco funciona como motor para acciones
hacia empleo.
El Estado impone una serie de medidas con la intención de aumentar las
acciones de la búsqueda. Las prestaciones tienen una temporalidad que promueve acciones
de evitación al castigo (que es la terminación de la prestación), las
personas supuestamente aumentan sus acciones de búsqueda con el estímulo de
evitar quedar sin ingresos pero, como viene anotado en el estudio de Krueger y
Mueller, no siempre es así y es más, lo único que aumenta es la ansiedad y la malestar.
Este fenómeno crea dos posibles respuestas incompatibles; primero la de
tener que buscar trabajo, bien porque se acaban las prestaciones o por presión
social y segundo, la de no buscar trabajo por no tener motivación debido a estímulos
débiles hacia el empleo. Esta incompatibilidad de respuestas crea un conflicto
que lleva a la ansiedad y la confusión; y podría explicar cómo la búsqueda
en si se convierte en fuente de infelicidad y que el malestar
emocional lleva a la bajada de acciones de búsqueda de empleo, incluso a su
extinción.
Con el actual mercado laboral; más precariedad y más competitividad, que
deja a las personas en riesgo de exclusión todavía más vulnerable, habrá que replantear
la búsqueda de empleo para personas desfavorecidas y reducir las
acciones de búsqueda de empleo a un nivel molecular, con la intención de evitar
la ambivalencia de “conseguir un empleo”, que con personas de perfil de baja
empleabilidad, está destinado a fracasar como refuerzo natural